«Anamarga» también se ha dejado seducir por otros ritmos, otros movimientos, introduciéndose en el mundo de la danza clásica y española, matizando su flamenco con toques de otros bailes, como por ejemplo el tango argentino, la danza contemporánea, lo que le ha dado riqueza de color y diversidad al majestuoso abanico de su arte.
Es una bailaora inquieta, creativa y temperamental, que no ha dudado en poner en marcha sus propios espectáculos, contando con elencos de artistas de gran talento.
Su amor por el flamenco, su curiosidad y su deseo de superación, han hecho que «Anamarga» se alimente de las fuentes de aquellos compañeros a los que ella admira, porque entiende el Flamenco como un vínculo de unión entre los propios artistas, y por supuesto entre artistas y público.
Baila al compás de quienes la reclaman actuando para peñas flamencas, diversas instituciones públicas, teatros, tablaos flamencos, etc.