Anamarga

Espectáculos

Anamarga es la esencia misma de versatilidad, con vestiduras camaleónicas se adapta a distintos formatos de espectáculo en función del tipo de evento y el tipo de escenario. Así que adaptamos formatos para festivales flamencos que se acuerdan con la organización, en función de los requerimientos.

La danza flamenca tiene cabida en un amplio número de eventos, y cabe la posibilidad de adaptar coreografías y la secuencia de diversos bailes a cada circunstancia: apertura de un acto (por ejemplo Gala Internacional del Aceite de Baena, feria artesanal ArsOlea), actos de representación (espacio de la provincia de Córdoba en el pabellón de Andalucía de FITUR).

Festivales y eventos especiales.

Existen formatos como el de los festivales flamencos para los que el cuadro flamenco básico consiste en una voz, un guitarrista y el baile. El número de bailes dependerá de las características del propio festival. Y previamente si la organización lo prefiere podrán incorporarse más artistas al cuadro.

«Báilame y deja que te mire...»

«Somos criaturas musicales de forma innata desde la más profundo de nuestra naturaleza».

Stefan Koelsh.

Bailar es una motivación primigenia, cuando la música suena nuestra mente y nuestro cuerpo reaccionan. ¿Acaso necesitamos alguna justificación para bailar al son de los ancestrales ritmos africanos? ¿Porqué el ritmo nos mueve como si se adueñara de nosotros? El flamenco tiene el misterio de lo ancestral, y unos ritmos a cuya fuerza no podemos sustraernos.

La danza es la materialización corporal del rimo, de la música, de los sentimientos. El rostro, el cuerpo, son capaces de expresar la fuerza, la dulzura, la alegría, la melancolía… En definitiva toda la amalgama que es el ser humano. Es la música la que conecta a distintas culturas y despierta emociones comunes a todos nosotros. Con la música, el canto y la danza «el cerebro humano se muestra con toda su riqueza y colorido», y nos une alrededor de esta manifestación creativa y emocional.

La bailaora y el bailaor, con un movimiento que sigue a la intuición se mueven ante el espejo. Es un juego especular narcisista. Primero deben gustarse ellos, luego intentan seducir los sentidos de quienes tienen el privilegio de contemplar la evolución de sus movimientos, en otro juego en el que las miradas son el vehículo de transmisión de la emoción de la danza… «Báilame y deja que te mire…» Báilame y haz que tus movimientos sean míos, sean los míos. Acariciar con la mirada los movimientos imposibles de la anatomía de la danza flamenca, que surge como la llama, con la intensidad del calor.

«Báilame y deja que te mire…» Una bailaora, un bailaor, establecen un diálogo en el escenario. Es un diálogo entre ellos y para el observador. Bailan para ellos, y también para un tercero. El paso a dos, la sincronía de la danza masculina y femenina, y la sintonía del «voyeur» que contribuye al lucimiento de los danzantes que al sentirse observados acrecientan la emoción en sus movimientos. Mírame y deja que te baile, báilame y deja que te mire…

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«Ojú que arte de mercao...»

Este espectáculo se creó para el Festival de Jerez del año 2016, dentro del programa conmemorativo «XX espacios, XX artistas, XX festivales» en espacios singulares habilitados como escenarios, y uno de ellos, quizás el más especial, fue el mercado de abastos de Jerez.

No resultó fácil poder hacer unos ensayos previos en este lugar, se llevaron a cabo fuera de horario de ventas, pero debíamos contar con el público que el día de la actuación estaría por allí haciendo vida normal.

El momento de la actuación fue toda una sorpresa para el público, y todo hay que decirlo, hubo algunos vendedores a los que no les hizo gracia que andáramos por allí bailando por todos los rincones del mercado.
Una carroza de caballos con cinco bailaoras, una cantaora, un guitarrista y todo el jaleo de un día de «mercao». Cinco pequeños tablaos que marcaban el punto en el que cada una de la bailaoras realizaría su coreografía, todo esto con la interacción del público jerezano: jaleos, palmas a compás, cante y como no alguna valiente que le disputó el escenario a alguna de las bailaoras… No había barreras, bailábamos con el público encima, era imposible más conexión. Terminamos la actuación en la puerta del mercado, concentrando bailaoras de distintas nacionalidades cada una con su mantón, creando un juego de estelas multicolor, que llenaron todo aquel espacio tan especial… Ese día el flamenco fue al encuentro de su público a un lugar insospechado.

Fue todo un éxito, y dentro del programa general fue el espectáculo mejor valorado. En prensa tuvo una gran repercusión.

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Festivales y eventos especiales.

Existen formatos como el de los festivales flamencos para los que el cuadro flamenco básico consiste en una voz, un guitarrista y el baile. El número de bailes dependerá de las características del propio festival. Y previamente si la organización lo prefiere podrán incorporarse más artistas al cuadro.

«Báilame y deja que te mire...»

«Somos criaturas musicales de forma innata desde la más profundo de nuestra naturaleza».

Stefan Koelsh.

Bailar es una motivación primigenia, cuando la música suena nuestra mente y nuestro cuerpo reaccionan. ¿Acaso necesitamos alguna justificación para bailar al son de los ancestrales ritmos africanos? ¿Porqué el ritmo nos mueve como si se adueñara de nosotros? El flamenco tiene el misterio de lo ancestral, y unos ritmos a cuya fuerza no podemos sustraernos.

La danza es la materialización corporal del rimo, de la música, de los sentimientos. El rostro, el cuerpo, son capaces de expresar la fuerza, la dulzura, la alegría, la melancolía… En definitiva toda la amalgama que es el ser humano. Es la música la que conecta a distintas culturas y despierta emociones comunes a todos nosotros. Con la música, el canto y la danza «el cerebro humano se muestra con toda su riqueza y colorido», y nos une alrededor de esta manifestación creativa y emocional.

La bailaora y el bailaor, con un movimiento que sigue a la intuición se mueven ante el espejo. Es un juego especular narcisista. Primero deben gustarse ellos, luego intentan seducir los sentidos de quienes tienen el privilegio de contemplar la evolución de sus movimientos, en otro juego en el que las miradas son el vehículo de transmisión de la emoción de la danza… «Báilame y deja que te mire…» Báilame y haz que tus movimientos sean míos, sean los míos. Acariciar con la mirada los movimientos imposibles de la anatomía de la danza flamenca, que surge como la llama, con la intensidad del calor.

«Báilame y deja que te mire…» Una bailaora, un bailaor, establecen un diálogo en el escenario. Es un diálogo entre ellos y para el observador. Bailan para ellos, y también para un tercero. El paso a dos, la sincronía de la danza masculina y femenina, y la sintonía del «voyeur» que contribuye al lucimiento de los danzantes que al sentirse observados acrecientan la emoción en sus movimientos. Mírame y deja que te baile, báilame y deja que te mire…

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«Ojú que arte de mercao...»

Este espectáculo se creó para el Festival de Jerez del año 2016, dentro del programa conmemorativo «XX espacios, XX artistas, XX festivales» en espacios singulares habilitados como escenarios, y uno de ellos, quizás el más especial, fue el mercado de abastos de Jerez.

No resultó fácil poder hacer unos ensayos previos en este lugar, se llevaron a cabo fuera de horario de ventas, pero debíamos contar con el público que el día de la actuación estaría por allí haciendo vida normal.

El momento de la actuación fue toda una sorpresa para el público, y todo hay que decirlo, hubo algunos vendedores a los que no les hizo gracia que andáramos por allí bailando por todos los rincones del mercado.
Una carroza de caballos con cinco bailaoras, una cantaora, un guitarrista y todo el jaleo de un día de «mercao». Cinco pequeños tablaos que marcaban el punto en el que cada una de la bailaoras realizaría su coreografía, todo esto con la interacción del público jerezano: jaleos, palmas a compás, cante y como no alguna valiente que le disputó el escenario a alguna de las bailaoras… No había barreras, bailábamos con el público encima, era imposible más conexión. Terminamos la actuación en la puerta del mercado, concentrando bailaoras de distintas nacionalidades cada una con su mantón, creando un juego de estelas multicolor, que llenaron todo aquel espacio tan especial… Ese día el flamenco fue al encuentro de su público a un lugar insospechado.

Fue todo un éxito, y dentro del programa general fue el espectáculo mejor valorado. En prensa tuvo una gran repercusión.

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